Ni mercados, ni recortes, ni reformas laborales. En su lugar, falda de ternera, un trozo generoso de magro de cerdo y su tocino, un chorizo como Dios manda, una morcilla a prueba de olla, y, por su puesto, judías verdes y calabaza de la huerta y unos garbanzos tiernos de los de pedorretas de trombón en lo alto.
Lo tenemos ahí desde siempre y poca gente ha caído en la cuenta. Sin tonterías ni paños calientes, una berza con dos cojones. Esa es la receta para salir de la crisis. No se conoce en España un sistema más infalible de negociación-acción-reacción. Rajoy, Merkel, Rubalcaba, Soraya, Artur Mas, Rosa Díez, Cayo Lara, los sindicatos, los empresarios, los banqueros, los curritos que están pagando el pato... a la voz de "ya estás tardando" todos compartiendo mesa y mantel a las órdenes de cualquiera de las miles de abuelas que lo bordan haciendo este guiso. Lo demás, la armonía y el clima de entendimiento van fluyendo poco a poco: cubiertos pasando de uno en uno para que los comensales se vayan sirviendo solidariamente las raciones, los señores presidentes acercando sus narices al plato humeante del que van a dar buena cuenta, esos migajones de pan en guardia, para, una vez asentado el fondillo de caldo, aplastar con contundencia la pedazo de pringá of category, compacta, sin fisuras, con todas sus calorías...
¿Hay alguien que pueda comerse eso y no ser después mejor persona, más compresiva, más dialogante, más creativa, y por su puesto, más inteligente y mejor criada? En ese ambiente gastronómico resulta imposible no llegar a ningún acuerdo, no encontrar soluciones para ir empezando a sacar esto adelante.
¿Hay alguien que pueda comerse eso y no ser después mejor persona, más compresiva, más dialogante, más creativa, y por su puesto, más inteligente y mejor criada? En ese ambiente gastronómico resulta imposible no llegar a ningún acuerdo, no encontrar soluciones para ir empezando a sacar esto adelante.
¿Por qué el estómago no puede hacer de Cicerone del cerebro? Por una vez señores dirigentes, hagan caso a la abuela, siéntense, coman, piensen, hablen, tírense un par de peos si hace falta para descongestionar, y luego, actúen y demuestren a todos que después de una buena berza, cambiar el mundo es posible.