lunes, 6 de octubre de 2014

JAMÓN SERRANO EN LONCHAS DE PLÁSTICO

Qué timo es ese de comprar el jamón serrano con marca envasada. Cómo engaña esa pinta, cómo despista su precio presuntamente asequible, qué varapalo para los amantes del tapeo ibérico o para los frikis del San Jacabo casero hecho por derecho. Luego de comprarlos cae uno en la cuenta de que se la han pegado, que ese amasijo chicloso no marida con el pico Yeye ni con el pan de pueblo ni de coña. 

El género, que se pega a los dedos como una tirita a un juanete, cortado a láser, con calibrador de precisión nanométrica. Si alguien ha tenido huevos de sacar una loncha entera y sin rasguño que lo ponga en su currículum. Nada mejor en estos tiempos que corren que pagar las lonchas de plástico a precio de jamón serrano. Esto es para tirarse de cabeza al Pavofrío bajo en sal.

Lo del ochentero cartucho Churruca mitad viento, mitad pipas, pase, pero el emblema gastronómico español en el mundo comercializado de esa guisa debía ser tipificado como delito en el Código Penal. 

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