El acoso prolaboral es un incipiente fenómeno social que ha surgido en España al albur del crecimiento exponencial de las listas de empleo y la llegada de las nuevas tecnologías a la vida cotidiana. Cerca de seis millones de desempleados sufren en sus propias carnes el marketing agresivo de empresas on line que se dedican a fustigarles con sus ofertas laborales prometiendo la salida del túnel a quienes tienen la desgracia de ser carne de INEM.
El anzuelo se vende en forma de interesante oferta de empleo. El incauto parado se decide a solicitar información. Es entonces cuando se abre un interminable proceso en bucle, que acaba con la paciencia del más bendito y cuyos resultados son tan cuestionables como inexistentes. Una vez mordida la carnada, primero obligan a registrase en el sitio, luego invitan a rellenar un exhaustivo cuestionario con toda la experiencia profesional y los datos personales (ahí estás perdido) incluidos.
Después de media hora larga tecleando completando la ficha laboral, el joputa programa te da la opción de adjuntar un currículum. ¿Y entonces, para qué tantas preguntas? La desesperación y las ganas de salir del boquete obligan al interesado a tirar palante y a aceptar las leoninas condiciones de uso sin plantearse si quiera que al facilitar el correo o, peor aún, el móvil, se abre la caja de los truenos y se da rienda suelta a la vez a un auténtico bombardeo de promociones comparable a la campaña más febril de cualquier operador telefónico.
A partir de ese momento la bandeja de entrada se inunda de ofertas, curiosamente casi nunca laborales. La mayoría de las veces se trata de "interesantes" y estrambóticos cursos diseñados para abrir de par en par las puertas del trabajo deseado. ¿Pero si estoy tieso, cómo me voy a gastar un duro en formación? Las propuestas de empleo suelen ser cíclicas, esto es, cada par de meses ofrecen la misma (el reclamo del cliente misterioso en Cuenca es todo un clásico). Además, casi siempre están desfasadas o al pinchar en el enlace salta el epígrafe "not found".
Después de varias llamadas telefónicas ofreciéndonos el curso de la profesión con más futuro y el correo lleno de spams, caemos en la cuenta. Nos han despelotado por dentro. Se han quedado con la intimidad de nuestros datos personales, un negocio muy rentable, para ellos claro está. Estos listos no timan dinero, timan dignidad.
Después de media hora larga tecleando completando la ficha laboral, el joputa programa te da la opción de adjuntar un currículum. ¿Y entonces, para qué tantas preguntas? La desesperación y las ganas de salir del boquete obligan al interesado a tirar palante y a aceptar las leoninas condiciones de uso sin plantearse si quiera que al facilitar el correo o, peor aún, el móvil, se abre la caja de los truenos y se da rienda suelta a la vez a un auténtico bombardeo de promociones comparable a la campaña más febril de cualquier operador telefónico.
A partir de ese momento la bandeja de entrada se inunda de ofertas, curiosamente casi nunca laborales. La mayoría de las veces se trata de "interesantes" y estrambóticos cursos diseñados para abrir de par en par las puertas del trabajo deseado. ¿Pero si estoy tieso, cómo me voy a gastar un duro en formación? Las propuestas de empleo suelen ser cíclicas, esto es, cada par de meses ofrecen la misma (el reclamo del cliente misterioso en Cuenca es todo un clásico). Además, casi siempre están desfasadas o al pinchar en el enlace salta el epígrafe "not found".
Después de varias llamadas telefónicas ofreciéndonos el curso de la profesión con más futuro y el correo lleno de spams, caemos en la cuenta. Nos han despelotado por dentro. Se han quedado con la intimidad de nuestros datos personales, un negocio muy rentable, para ellos claro está. Estos listos no timan dinero, timan dignidad.
Tienes más razón que un santo. Todo lo que has explicado en tu artículo es verdad.
ResponderEliminarLlevo apuntado a Infojobs, Infoempleo, Tecnoempleo, Laboris y demás desde el mes de Junio. JAMAS he conseguido una entrevista laboral a pesar de haberme apuntado a más de 300 ofertas relacionadas con mi trabajo. En alguna ocasión me he puesto en contacto directamente con la empresa que oferta el puesto laboral y, curiosamente, ellos no saben nada de dicha oferta o bien te dicen que te inscribas desde la página de infojobs o Tecnoempleo.
Eso si.... cursos, seminarios, etc, todos los días me llegan tres de media.
También es cierto que te piden hasta la talla de calzoncillos para luego indicarte que adjuntes tu Curriculum Vite.
Debería darles vergüenza reirse así de las necesidades de la gente.
Totalmente de acuerdo, has resumido perfectamente lo que quería reflejar. Veo que los dos pasamos por lo mismo. Lo peor es la impunidad de estas prácticas empresariales de dudosa ética. Mucho ánimo y buena suerte en tu búsqueda¡¡¡
EliminarAhora el Inem, gracias al señor Mariano Rajoy y a su ministra de Desempleo, propicia precisamente que te acosen y que te fichen dichas empresas de supuesta búsqueda de empleo. De hecho, es el Inem quien te acosa en primer lugar, al obligarte a rellenar un formulario en el que debes decir en qué agencias de colocación temporal estás apuntado y cuántos curículum has entregado y con quién te has entrevistado, y etc., etc, etc. De este modo, según el Inem, se entiende que buscas trabajo activamente. Si no lo haces, se entiende a su vez, aunque no te lo dice explícitamente, que pueden quitarte el subsidio del paro. Además, el Inem te cita cada poco para que lleves los cuestionarios firmados, a pesar de que el funcionario de turno te dice que todo esto es una pérdida de tiempo y que a él le obligan a hacerlo, por lo que te pide perdón y comprensión. Es vergonzoso. Encima de estar en el paro, te acosan por todos los lados, como dando por hecho que, además de parado, eres un vago que no quieres trabajar, cuando resulta que no hay trabajo y que, además, el Inem no te ofrece ni un puesto de trabajo, como es su obligación. ¿Qué hacen, a su vez, los sindicatos para parar este acoso? Que yo sepa, nada. Es sencillamente escandaloso
ResponderEliminarEn Andalucía están reduciendo personal y obligando a los orientadores laborales a hacer tareas administrativas que nada tienen que ver con su labor y que le resta tiempo de dedicación a su principal tarea:asesorar y ayudar a los desempleados a incorporarse al mercado laboral. Apenas hay, como antes, posibilidad de acceder a una empresa en prácticas para aprender un oficio nuevo porque no hay dinero para esta iniciativa. Yo ya me lo temía el primer día que fui a buscar a un orientador. Fue curioso, alguien me dijo que fuera a los sindicatos y preguntarán por un orientador laboral y cuando lo hice casi se me cae el alma a los pies. Entre en una oficina y los que estaban allí me dijeron que ese servicio se había suspendido y que los orientadores laborales se habían quedado en el paro...
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